Trastornos Psicológicos; Los trastornos psicológicos o mentales son enfermedades emocionales y psicológicas que, según la OMS, se caracterizan por alteraciones y distorsiones del pensamiento, las emociones, las percepciones, el comportamiento y las relaciones con los demás.

Su prevalencia aumenta cada año en todo el mundo, convirtiéndose en muchos casos en un problema de salud pública, que afecta a entre el 10 y el 20% de la población, por lo que cada vez se hacen más esfuerzos para intervenir en su tratamiento y prevención con el fin de mejorar la calidad de vida de quienes las padecen, de sus familias y, en consecuencia, de la sociedad.

He aquí algunos de los factores que pueden influir en la salud mental. Hay muchas causas que pueden afectar al estado psicológico de una persona. Estos son algunos de ellos:

• Estilo de vida: Los hábitos pueden influir, como la dieta, el consumo de sustancias o el ejercicio.
• Biología: se sabe que los genes predisponen a ciertos trastornos psicológicos, y la química cerebral también está relacionada.
• Antecedentes familiares: cuando hay antecedentes familiares, es más probable que se produzcan problemas psicológicos.
• Experiencias vitales estresantes: situaciones que puedes experimentar en tu vida y que son difíciles de afrontar (pérdida de un ser querido, acontecimientos traumáticos, malos tratos, etc.)

Cuando hay un problema psicológico, experimentas cambios significativos en tu forma de pensar, sentir y comportarte. Aunque las experiencias de cada persona pueden ser muy diferentes, he aquí algunas características que puedes observar:

• Falta de motivación e interés por las actividades que antes te gustaban.
• Aislamiento de otras personas.
• Sentirse vacío.
• Falta de energía y de capacidad para actuar según tu voluntad.
• Sentimientos inusuales de irritabilidad, molestia, preocupación, confusión, miedo o angustia.
• Cambios de humor extremos que causan problemas en tus relaciones.
• Tener pensamientos o imágenes que no puedes quitarte de la cabeza durante mucho tiempo.
• Alteraciones significativas y prolongadas en tus patrones de sueño o alimentación.
• Incapacidad para tomar decisiones o completar tareas en tu vida.
• Más ansiedad que antes en diferentes situaciones.

La detección de estos signos no significa necesariamente que exista un trastorno psicológico. La existencia de un problema psicológico depende de las circunstancias que estés viviendo, de la intensidad de lo que estés viviendo, de los problemas que cause en tu vida y de su duración.

Como ya se ha mencionado, los trastornos psicológicos pueden clasificarse según características comunes, teniendo en cuenta las clasificaciones que utilizamos hoy en día. En esta sección, repasaremos brevemente las más comunes. Ten en cuenta que, para poder evaluar el problema psicológico concreto que padeces, necesitas consultar a un profesional de la salud mental para que te haga una evaluación psicológica.

• Trastornos de ansiedad: La ansiedad es una emoción normal que, cuando no está regulada, puede llevar a una preocupación excesiva en muchos ámbitos de la vida y a evitar determinadas situaciones. Puede provocar ataques de pánico si su intensidad es elevada. La ansiedad social es otro problema frecuente en este ámbito.
• Trastornos del estado de ánimo: Esta categoría incluye la depresión y los problemas relacionados. La depresión no debe confundirse simplemente con la tristeza, que es una emoción normal. La depresión se caracteriza por una tristeza intensa, falta de motivación, abatimiento, desesperanza y dificultad para divertirse, entre otras características. La distimia es un problema más leve pero duradero.
• Trastornos alimentarios: son comportamientos y pensamientos repetitivos relacionados con la comida y la imagen física. Algunos de los comportamientos que se producen son la restricción de la ingesta de alimentos o los atracones.
• Trastorno de estrés postraumático: este trastorno está relacionado con experiencias traumáticas que provocan síntomas de miedo y un estado de alerta constante. También pueden aparecer imágenes intrusivas en la mente de la persona que revive la experiencia traumática.