El cerebro y el sistema nervioso son complejos. La salud cerebral es especialmente importante porque el cerebro controla todas las demás partes del cuerpo. La forma en que el cerebro y el sistema nervioso afectan a la cognición y el comportamiento es un campo especializado que estudian ampliamente los neuropsicólogos.

Los neuropsicólogos trabajan con personas de todas las edades, desde niños a ancianos. A menudo, los pacientes son remitidos a un neuropsicólogo cuando un médico sospecha una lesión cerebral o una enfermedad que afecta a la función cognitiva, la emoción o el comportamiento.

La neuropsicología es un campo especializado de la psicología y la neurología. Es un enfoque combinado de la mente y el cerebro. El cerebro en sí es increíblemente complejo y la neuropsicología se ocupa de cómo el sistema nervioso y el cerebro de una persona influyen en su cognición y comportamiento. La neuropsicología suele ocuparse de cómo las lesiones o enfermedades pueden afectar al cerebro y al comportamiento.

Este campo se hizo más conocido después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los médicos necesitaron tratar a veteranos con lesiones en la cabeza. Sin embargo, este campo se estudió por primera vez a finales del siglo XIX. Los primeros neuropsicólogos estudiaron animales y seres humanos que habían sufrido lesiones cerebrales y del sistema nervioso.

Esencialmente, los neuropsicólogos son psicólogos con formación especializada en las causas neurobiológicas de los trastornos cerebrales y que se centran en diagnosticar y tratar estas enfermedades utilizando un enfoque predominantemente médico (en contraposición al psicoanalítico).

Son los “detectives cerebrales” del mundo de la psicología, y pueden desempeñar distintas funciones, desde descubrir los efectos de las lesiones cerebrales traumáticas en el estado de ánimo, el comportamiento y la capacidad de pensar de una persona, hasta descubrir tratamientos eficaces para personas cuyo funcionamiento cerebral se ha visto mermado.

Trabajan con personas de todas las edades, tratando a pacientes que han sufrido lesiones cerebrales traumáticas, accidentes cerebrovasculares, trastornos tóxicos y metabólicos, tumores y enfermedades neurodegenerativas, entre otras cosas.

¿Dónde trabajan los neuropsicólogos?

Muchos profesionales de la neuropsicología trabajan en entornos clínicos como hospitales y centros de rehabilitación, proporcionando evaluación, formación y apoyo a personas que han sufrido lesiones cerebrales o que tienen otros problemas neurológicos. Aquí se encargarán de realizar pruebas de determinadas facultades mentales, como el recuerdo y el reconocimiento, la capacidad de seguir instrucciones, la concentración, el estado de ánimo, la personalidad y las habilidades lingüísticas o matemáticas.

Algunos neuropsicólogos trabajan en el sector de la investigación, tanto pública como privada, y pasan gran parte de su tiempo en el laboratorio desarrollando experimentos para responder a preguntas sobre las estructuras y funciones del cerebro. Pueden idear tratamientos experimentales para lesiones cerebrales concretas, y seguir la evolución de los participantes que reciben el tratamiento. En este entorno, el trabajo del neuropsicólogo se centra en la recopilación y el análisis de datos, actividades que permitirán avanzar en la comprensión de las enfermedades cerebrales.

Los neuropsicólogos evalúan y tratan a personas con diversos tipos de trastornos del sistema nervioso. Trabajan en estrecha colaboración con los médicos, incluidos los neurólogos.

Las enfermedades, lesiones y dolencias del cerebro y el sistema nervioso pueden afectar a la forma en que una persona siente, piensa y se comporta. Los síntomas que pueden hacer necesaria la intervención de un profesional de la neuropsicología incluyen:

• Dificultades de memoria.
• Alteraciones del estado de ánimo.
• Dificultades de aprendizaje.
• Disfunción del sistema nervioso.

Si otros médicos no pueden identificar la causa de un síntoma, un neuropsicólogo puede ayudar a determinar un diagnóstico. Si ya se conoce el diagnóstico, una evaluación puede ser útil.

Un neuropsicólogo puede ayudar a determinar qué deficiencias puedes tener y su gravedad. Los siguientes son ejemplos de afecciones que evalúan y tratan:

• Un ictus puede afectar al comportamiento, el pensamiento, la memoria y otras funciones cerebrales de forma evidente o sutil. Pueden realizar una evaluación para ayudar a determinar el grado de deterioro del ictus.
• La enfermedad de Parkinson, un trastorno progresivo, puede causar varios problemas neurológicos. El examen de un neuropsicólogo puede proporcionar una línea de base que les ayude a determinar la progresión de la enfermedad y la disminución de las funciones.
• La enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia pueden interferir en la memoria, la personalidad y las capacidades cognitivas. Un profesional de la neuropsicología puede efectuar un examen que les ayude a identificarla en su fase inicial.
• Las lesiones cerebrales traumáticas pueden causar una gran variedad de síntomas. Un neuropsicólogo puede ayudar a determinar cómo afecta una lesión a funciones como el razonamiento o la capacidad de resolver problemas.
• Un neuropsicólogo puede ayudar a determinar cuál de los muchos tipos de trastornos del aprendizaje tiene alguien y desarrollar un plan de tratamiento.

Los neuropsicólogos pueden hacer terapia, pero suele derivarse a otras disciplinas especializadas en el campo necesario. Por ejemplo, pueden derivar a un terapeuta ocupacional, un logopeda o un psicólogo.

La diferencia entre un psicólogo clínico y un neuropsicólogo es que el psicólogo clínico se centra en los comportamientos y las emociones, mientras que el neuropsicólogo se centra en las funciones cognitivas del cerebro.

Un neuropsicólogo suele trabajar con personas que padecen enfermedades crónicas que afectan al cerebro, como en los tipos de autismo, el trastorno por déficit de atención (TDAH) o pacientes que han sufrido un ictus. Por el contrario, un psicólogo clínico puede trabajar con pacientes que padecen ansiedad, enfermedades mentales o depresión.

Una evaluación neuropsicológica sirve para comprender cómo funcionan las distintas áreas del cerebro y del sistema nervioso. Estas pruebas suelen hacerse cuando hay problemas de memoria o de pensamiento. Algunos ejemplos de síntomas que pueden dar lugar a una evaluación neuropsicológica son los cambios en la concentración, la pérdida de memoria, los cambios de personalidad, los problemas de organización, razonamiento, lenguaje, percepción o coordinación.

En primer lugar, se estudia a fondo la historia clínica y la información relevante del paciente. El neuropsicólogo se entrevistará con el paciente o con familiares que conozcan su estado.

En la neuropsicología, la evaluación en sí es una prueba estandarizada, lo que significa que se administra siempre de la misma manera, sea cual sea el paciente. La puntuación del paciente se determina comparando sus resultados con los de un individuo sano con antecedentes demográficos similares.

Las pruebas evalúan la inteligencia, la atención, la memoria, el lenguaje, las funciones sensoriomotoras, la motivación, los estados de ánimo, las emociones, la personalidad y las funciones ejecutivas. Algunas de las pruebas incluyen preguntas orales, tareas con papel y lápiz, ordenadores y manipulación física de materiales. El neuropsicólogo puede utilizar cuestionarios para evaluar el estado de ánimo, el estilo emocional, el comportamiento y la personalidad.

Esta evaluación puede durar entre dos y cinco horas. En cuestiones especialmente complejas, puede llevar hasta ocho horas. Tras la prueba, el neuropsicólogo redactará un informe que incluirá recomendaciones sobre cómo pueden hacerse mejoras.

Una evaluación neuropsicológica puede decirte varias cosas. El objetivo de esta evaluación es valorar los puntos fuertes y débiles del paciente en lo que se refiere al cerebro y al sistema nervioso. Puede contribuir al diagnóstico y ayudar al neuropsicólogo a crear un plan personalizado de tratamiento.

En neuropsicología, esta evaluación también puede utilizarse para medir el efecto de los procedimientos neuroquirúrgicos para seguir los progresos y ver si un tratamiento específico está funcionando. La evaluación puede proporcionar una línea de base y una guía para medir futuras pruebas.

Esta prueba ayudará a determinar el cociente intelectual del paciente y a diagnosticar problemas de aprendizaje y psicológicos. También puede ayudar a medir el intelecto general y la comprensión lectora. La evaluación medirá el uso y la comprensión del lenguaje del paciente, así como la velocidad de procesamiento, la memoria y la concentración. La prueba también puede dar una idea del estado de ánimo y la personalidad del paciente. La prueba tiene en cuenta cualquier factor físico, incluidas las molestias físicas.

Una persona puede necesitar una evaluación neuropsicológica si tiene problemas de memoria a corto plazo, se repite con frecuencia, pierde cosas o, en general, está confusa. Si una persona no puede recordar qué día es, qué año es o dónde está, es un buen motivo para que la vea un neuropsicólogo y le haga una evaluación neuropsicológica.

Las personas con enfermedades genéticas que afectan al cerebro también pueden beneficiarse de una evaluación neuropsicológica. Algunos ejemplos son el síndrome de Down, la neurofibromatosis, los trastornos metabólicos y el síndrome velocardiofacial.

Otros motivos por los que alguien puede necesitar la evaluación de un psicólogo especializado en neuropsicología, son la falta de atención y concentración, problemas para hablar o encontrar las palabras adecuadas, dificultades visoespaciales, poca capacidad para tomar decisiones, cambios en la personalidad, nuevas dificultades para comprender tareas que antes no eran un problema, o no ser capaz de reconocer a personas conocidas.

Si se experimenta alguno de los síntomas mencionados, es importante acudir a consulta lo antes posible. Cuanto antes se identifique cualquiera de estos problemas y antes pueda iniciarse el tratamiento, mejor será el resultado para el paciente.

Una persona puede necesitar una evaluación neuropsicológica si tiene problemas de memoria a corto plazo, se repite con frecuencia, pierde cosas o, en general, está confusa. Si una persona no puede recordar qué día es, qué año es o dónde está, es un buen motivo para que la vea un neuropsicólogo y le haga una evaluación neuropsicológica.

Las personas con enfermedades genéticas que afectan al cerebro también pueden beneficiarse de una evaluación neuropsicológica. Algunos ejemplos son el síndrome de Down, la neurofibromatosis, los trastornos metabólicos y el síndrome velocardiofacial.

Otros motivos por los que alguien puede necesitar la evaluación de un psicólogo especializado en neuropsicología, son la falta de atención y concentración, problemas para hablar o encontrar las palabras adecuadas, dificultades visoespaciales, poca capacidad para tomar decisiones, cambios en la personalidad, nuevas dificultades para comprender tareas que antes no eran un problema, o no ser capaz de reconocer a personas conocidas.

Si se experimenta alguno de los síntomas mencionados, es importante acudir a consulta lo antes posible. Cuanto antes se identifique cualquiera de estos problemas y antes pueda iniciarse el tratamiento, mejor será el resultado para el paciente.

A menudo se confunde a neurólogos y neuropsicólogos como si fueran la misma cosa, pero no es así. Los neurólogos son médicos que suelen utilizar medicación para tratar afecciones neurológicas como la epilepsia, la esclerosis muscular, las cefaleas, las migrañas, los problemas de sueño o incluso a quienes han sufrido lesiones cerebrales.

En cambio, los psicólogos especializados en neuropsicología tratan los efectos cognitivos, mentales y conductuales causados por lesiones o trastornos cerebrales sin usar medicamentos. Con el uso de evaluaciones neuropsicológicas, pueden ofrecer intervenciones de tratamiento específicas que pueden ayudar a mejorar la función cognitiva sin medicación.

Como un neuropsicólogo realiza una evaluación exhaustiva, crea un plan de tratamiento muy personalizado para el paciente. Son capaces de diagnosticar y tratar adecuadamente afecciones relacionadas con el cerebro y el sistema nervioso. Con la ayuda de un neuropsicólogo, puedes reincorporarte a la vida normal, ya sea en el trabajo o en casa, reducir la cantidad de dolor que padeces y controlarlo mejor, reducir el estrés emocional y aprender a autorregular los síntomas.

Una evaluación neuropsicológica puede ser esencial para determinaciones relacionadas con evaluaciones médicas independientes (IME), reclamaciones de indemnización por accidente laboral, negligencia profesional, decisiones sobre capacidad y competencia legales, evaluaciones prequirúrgicas, planificación educativa y planificación profesional.

Los neuropsicólogos suelen utilizar la gestión conductual como opción de tratamiento. Esto puede incluir terapia cognitivo-conductual (TCC), desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR), creación de horarios estructurados, etc.

En la neuropsicología también pueden emplearse intervenciones de rehabilitación y remediación cognitivas. Esto puede incluir psicoterapia, neurorretroalimentación u otras estrategias para reforzar las funciones cognitivas.

Un neuropsicólogo puede recomendar diversas estrategias para mejorar las funciones cognitivas. Estas estrategias pueden incluir llevar un diario, un calendario, establecer recordatorios telefónicos, alarmas, técnicas de relajación, imaginería guiada y otras estrategias que ayuden a compensar la pérdida de capacidades cognitivas.

La neuropsicología infantil o pediátrica es la práctica de comprender la relación entre el desarrollo del cerebro, las habilidades de pensamiento y el comportamiento.

Se trabaja desde lactantes hasta adultos jóvenes para comprender los puntos fuertes y débiles cognitivos, con el fin de ayudarle en su éxito de aprendizaje, social, académico y profesional.

Entre las afecciones más comunes tratadas por los neuropsicólogos infantiles se incluyen:

• Lesión cerebral adquirida.
• Epilepsia.
• Dificultades de aprendizaje.
• Trastornos del lenguaje.
• Retraso en el desarrollo.
• Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
• Trastornos del espectro autista.
• Malformaciones cerebrales.
• Trastornos metabólicos.
• Nacimiento prematuro.
• Trastornos craneofaciales.
• Cáncer infantil.
• Síndromes genéticos.
• Síndrome de fatiga crónica.
• Apoplejía infantil.
• Parálisis cerebral.

Evaluaciones en la neuropsicología infantil

También pueden realizarse evaluaciones para determinar el nivel de cociente intelectual, la preparación para la escuela o para ayudar en las intervenciones de salud mental.

Los niños y jóvenes pueden experimentar dificultades en las habilidades de pensamiento y en el comportamiento por diversas razones. Los neuropsicólogos utilizan pruebas especializadas, cuestionarios y la observación para medir una serie de capacidades, como el cociente intelectual, el lenguaje, la memoria, la atención, las funciones ejecutivas, las habilidades de comunicación social (por ejemplo, la evaluación con el ADOS-2) y las habilidades académicas.

Además de la evaluación, los neuropsicólogos infantiles también prestan servicios de intervención en forma de programas para niños y adolescentes con problemas de habilidades sociales, dificultades de comportamiento, deterioro de la memoria, fatiga y dificultades de planificación y organización en la escuela.

Los neuropsicólogos pediátricos colaboran estrechamente con pediatras, neurólogos, psicólogos clínicos, psiquiatras, logopedas, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, profesores y escuelas para desarrollar planes y estrategias de aprendizaje que ayuden al niño a desarrollar todo su potencial.

La neuropsicología cognitiva es una rama de la psicología cognitiva. Su objetivo, por tanto, es descubrir cuáles son los procedimientos mentales de procesamiento de la información que utilizan las personas cuando ejecutan actos de cognición, y trata de hacerlo estudiando las formas en que la cognición puede romperse tras un daño cerebral.

Es distinta de la neurociencia cognitiva; la neuropsicología cognitiva trata sobre la mente, mientras que la neurociencia cognitiva trata sobre el cerebro (concretamente, sobre los mecanismos cerebrales que subsisten a la cognición). Los métodos de la neuropsicología cognitiva también pueden emplearse para estudiar trastornos evolutivos de la cognición, como la dislexia o los trastornos específicos del lenguaje: este trabajo se conoce como neuropsicología cognitiva evolutiva.

Estos métodos también pueden usarse para estudiar aspectos de alto nivel de la cognición, como la formación de creencias o la teoría de la mente. Los trastornos de estos aspectos de alto nivel de la cognición son competencia de la psiquiatría, por lo que este tipo de neuropsicología cognitiva (que estudia trastornos como el delirio, la alucinación o la confabulación) se conoce como neuropsiquiatría cognitiva.

Los rasgos característicos de la neuropsicología cognitiva son que investiga síntomas, no síndromes; que utiliza estudios de caso único, no de grupo; que su principal fuente de datos son las dobles disociaciones entre síntomas; y que está comprometida con la modelización modular de la cognición.

La neuropsicología forense, y la práctica como neuropsicólogo forense, implica la aplicación de métodos de evaluación neuropsicológica al examen de litigantes penales y civiles.

Un experto en neuropsicología forense presenta datos de evaluación psicológica y neuropsicológica fiables/válidos en relación con el funcionamiento emocional/cognitivo/conductual de una persona, aplicados a procedimientos judiciales y a cuestiones forenses específicas planteadas por abogados y tribunales. El neuropsicólogo forense es competente en la evaluación neuropsicológica relativa a las relaciones cerebro-conducta, los trastornos psiquiátricos y neurológicos, y la neuroimagen en casos legales.

El neuropsicólogo forense penal analizará los puntos fuertes, débiles y deficiencias del funcionamiento neuropsicológico en relación con cuestiones jurídicas y criterios legales que a menudo abarcan la capacidad funcional emocional/cognitiva/conductual.

Mientras que el psicólogo forense se centra en evaluar el comportamiento humano y los diagnósticos psiquiátricos tradicionales, el neuropsicólogo forense se expande al examen de las relaciones cerebro-conducta y las pruebas funcionales neuropsicológicas relacionadas con trastornos tanto psiquiátricos como neurológicos.

El neuropsicólogo forense competente tendrá una sólida base de conocimientos en otras disciplinas de la neurociencia, como la neuropsicofarmacología y la neuroimagen, y será capaz de integrar las pruebas neurocientíficas con su propia evaluación al conceptualizar un caso.

El neuropsicólogo forense debe ser experto en utilizar métodos de evaluación psicológica y neuropsicológica al examinar trastornos tanto psiquiátricos como neurológicos. En particular, tanto en casos penales como civiles, el neuropsicólogo forense debe tener conocimientos, formación y experiencia sustanciales en traumas de base psicológica y neuropsicológica (TEPT y lesión cerebral traumática).

El neuropsicólogo forense influyente debe ser capaz de comunicar con criterio y arte información neurocientífica y jurídica detallada y complicada de forma esencial, significativa y, a la vez, práctica al juzgador de los hechos.

En resumen, un neuropsicólogo es alguien que practica la neuropsicología, que es un enfoque combinado de la mente y el cerebro. Los neuropsicólogos pueden ayudar a cualquier persona que se enfrente a enfermedades, lesiones o afecciones genéticas que afecten al cerebro y a la cognición.

Pueden proporcionar un enfoque más holístico para controlar los síntomas y aprender a vivir plenamente con lo que esté afectando a la mente o el cerebro del paciente. Los neuropsicólogos evaluarán la salud general del paciente y le proporcionarán un tratamiento personalizado que no implique medicación.